Ahora… también es cierto que en el último tiempo he optado por aflojar un poco mi grado de ostracismo (de nivel 5 a 4) contra la “cultura de masas”, y en lo que va del año ya escuché cosas que jamás imaginé, miré películas mega comerciales y hasta leí la saga completa de Stephanie Meyer. Fue así que, en esa línea de libertades que me estoy concediendo y en un diálogo conmigo misma me pregunté ¿por qué no miraba Le Hérisson?. Pero lo cierto es que todavía me retumbaba en el cerebro la sentencia, letal para mi gusto, de Diana Massis quien un día antes habia reseñado L’Élégance du hérisson, el best seller sobre el que está basado la película. Dijo, y lo recuerdo bien: “los hombres deberían leerlo para que nos conozcan mejor” y eso me auyentó. Fue casi tan WTF como el día en que una compañera, en plena exposición sobre SU vida sentimental, ME recomendó (a MÍ que no dije ni “ah”) leer “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus” porque, según ella, me iba a servir para entenderlos mejor. Pero… retomando el dilema entre ver o no ver una película basada en un record de ventas, elegí lo primero. Le di play, empaticé con Reneé (la portera gorda, fea y con halitosis) y hasta me llevé una sorpresa con el final anti-Hollywood. Aunque eso sí, sigo sin entender eso que dijo Massis: “para que nos conozcan mejor”, quizás porque ni siquiera yo misma, como parte del gremio, me conozco.
Por si le interesa, aqui la consigue.